Hace pocas semanas se terminaron las llamadas "Mesas de Diagnóstico" por Área o Academia que buscaron continuar con el proceso de cambio al plan de estudios de la licenciatura en economía. Las mesas se presentan en un ambiente de insuficiente participación de los estudiantes, de poca disposición para convocar a jornadas de verdadera discusión académica que resuelva en primer lugar ¿Cuál es objetivo o misión de la Facultad de Economía como parte de la universidad pública más importante del país? ¿Qué perfil de economistas debemos formar?
Y la discusión del perfil no es un asunto menor. Antes de iniciar elaborar cualquier proyecto, éste debe indicar claramente la dirección a la que pretende ir. Sobre todo ahora, que padecemos una de las crisis más fuertes en la historia del capitalismo. Nos deberíamos preguntar a partir de esta crisis ¿Cuál es el sentido de estudiar economía? ¿Cuál es el sentido de ser economista? ¿Debemos dirigir nuestros esfuerzos a entender, discutir y tratar de encontrar salidas a la crisis? ó ¿Debemos olvidarnos de la crisis y dirigir nuestra atención a maximizar la ganancia y buscar métodos más refinados de incrementar y eficientar la producción?¿Son incompatibles ambas visiones?
De la respuesta a éstas interrogantes será entonces la estructura lógica y pedagógica que regirá el estudio de la economía. Definir el estudio de la economía con una perspectiva amplia y seria tendría el compromiso de hacer un diagnístico del estudio de la carrera como un todo, valorando la aportación de la teoría económica, la historia, las finanzas públicas, la economía de la empresa, las matemáticas, las ciencias sociales y la economía política. Sin embargo la integralidad de esta discusión ha estado ausente. La falta de diálogo, debate y valoración conjunta de los aportes de las ramas de la economía ha provocado que, como lamentablemente sucede en el resto del país, veamos un proceso que se va erigiendo más como una simulación que como un proceso auténtico.
Lo riesgoso de esta simulación es que se presentaría como un proceso abierto y democrático, pero en verdad ocultaría sus verdaderas intenciones: 1) reducir la carrera a 3 años; 2) abaratar el estudio de la carrera con la opción a titularse a los dos o tres años con el perfil de técnico en economía; y 3) reducir o desaparecer la materia de Economía Política; otra posibilidad sería convertir la materia en Economía Política en el estudio de la relación entre la economía con las instituciones y la política. Es decir: desaparecer el núcleo crítico con el que Karl Marx analiza y define al capitalismo.
La valoración del aporte del marxismo al estudio de la economía merece un análisis más extenso que será objeto de otro post. Es necesario, entonces, argumentar sobre la base del compromiso social e histórico de la facultad con el desarrollo del país y no partir de prejuicios, y mucho menos de fobias. La resistencia para mantener un plan de estudios con profundidad críticas es responsabilidad de todos: maestros y estudiantes. Desde este espacio seguiré convocando a la reflexión y a la participación consciente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario